Distracción ~ [Cedric]

No tenía mucho que hacer, por no decir que no tenía absolutamente nada en lo que invertir mi tiempo libre a parte de en buscar información como un desesperado de todo lo que me estaba sucediendo. Lo de mi desarrollo fisico aún pasaba pero la agudización intensa de mis sentidos no estaba en ningun libro de medicina humana. Decidí alejarme un poco de mi propio hervidero mental así que cogí la moto y fui hacia Port Angeles.

En cuanto llegué a una calle decente, aparqué la moto y me puse a caminar distraidamente con las manos en los bolsillos de mis tejanos mientras olisqueaba disimuladamente el aire. Era la primera vez que salia de Forks desde mi "transformación" o lo que fuese y la cuidad olía diferente, todo era nuevo. De repente me llegó un olor que no era como el de todos los viandantes, pero tampoco me era desconocido, algunos de los habitantes de Forks tenían ese olor dulzón. Me paré en seco y clavé mis ojos en la chica que emanaba tal aroma mirándola con curiosidad.

Por lo visto la chica tenía la misma curiosidad que yo, porque se me quedó mirando y lejos de sentirse intimidada como se hubiese sentido cualquier otra persona se acercó a mi preguntando por si no conocíamos. -No, no tengo el placer haberme topado contigo antes... -comenté con una ligera sonrisa en mis labios.

Mis instintos, recientemente adquiridos, me decían que no debía andar tan tranquilo cerca de la chica del olor dulzón, pero nunca fui prejuicioso y tenia demasiada curiosidad por saber que o quien era. Alcé una ceja y no pude contener una alegre carcajada ante su comentario, una chica con sentido del humor, perfecto. -Yo tampoco recuerdo esa noche, auqnue claro hay que decir que ultimamente no soy muy dueño de mis propios recuerdos... -de nuevo pensé en voz alta, como era habitual en mi y me mordí el labio inferior mirandola mientras sonreía ladino. -Soy un chico, que se ha topado con una chica... compartimos la misma curiosidad, así que podría preguntarte lo mismo a ti... -sonreí alegremente y le tendí mi mano. -Cedric Sullivan, encantado... -ensanché mi sonrisa mientras la miraba ahora con mas curiosidad percatándome de que su aspecto tampoco era el de un humano y del silencio de su corazón.

La chica las pillaba al vuelo y yo no era tan suspicaz como podía serlo normalmente ya que estaba tan perdido en estos temas como un quinceañero en una clase de cuarto de medicina. Ladeé ligeramente la cabeza aumentando levemente mi escrutinio por las facciones de la chica tras haberle estrechado la mano. -Tienes razón, no soy un simple chico, al menos no desde hace un mes... -lo ultimo lo murmuré mas bien para mi propio recuerdo. Suspiré con algo de pesadez ante la idea y me pasé una mano por el pelo revolviendomelo.

-Si tu no eres una simple chica, pero no eres como yo... ¿Que eres? -pregunté en un susurro, medianamente consciente de que ella lo oiría a la perfección, tal como yo lo oía todo ahora. Me crucé de brazos ante su pergunta y me encogí de hombros. -Digamos que... en ciertas noches no soy dueño de mis pensamientos ni mis actos... -comenté con desdén, restandole importancia, la verdad es que me avergonzaba un poco ese dato de mi nueva vida.

De nuevo dejó los rodeos a un lado yendo directa al grano para saciar su curiosidad. La miré cauteloso durante un largo rato, había algo dentro de mi que insistía en que no debía revelarle cosas que pudiese usar en mi contra, que no debía sincerarme con ella. Pero como siempre yo era mas bien de los que metían la pata y se quedaban tan a gusto así que pasé de mi recién adquirido instinto y encuadré los hombros mientras la miraba fijamente. -Me atacó un... Animal... Era un lobo gigantesco... -alcé una ceja cuando dije que animal exactamente era.

Sus palabras me pusieron en alerta al instante y de repente la tenía detrás con lo que ahora vi como unos amenazadores colmillos a escasos milímetros de mi cuello, me quedé completamente inmóvil, algo rígido mientras respiraba profundamente por la nariz, de nuevo me invadió aquella sensación de la pasada noche de luna llena, cuando me transformé en la viva imagen de aquel animal que me había atacado. Pero me contuve con facilidad cuando tan solo besó mi cuello con aquella tranquilidad. -Un vampiro... Bueno, técnicamente es algo lógico... teniendo en cuenta que creo que soy un hombre lobo... -me encogí de hombros de nuevo y recuperé mi posición relajada mientras la miraba de nuevo con mi sonrisa.

-Para ser concretos la pasada luna llena... creo que son esas noches... Pierdo la noción de mi mismo, me transformo en ese... Animal tan bestia y desperté a la mañana siguiente sin recordar que había echo... -clavé la vista en el suelo al hablar y de repente se me encendió la bombilla. Ella sabía mucho, seguramente un infinito mas que yo, ella era la persona que andaba buscando. La miré algo esperanzado esperando una explicación por su parte.

La escuché con tal atención que mas que una conversación entre dos transeuntes aquello parecía una lección magistral de un profesor sabio a un alumno ignorante y con demasiadas ganas de aprender. No parpadee hasta que terminó de hablar, instante en el que solté un suspiro recuperando así mi respiración tambien y parpadeé incredulo un par de veces asimilando tal información.

-Un hijo de la luna... -murmuré para mi mismo, pensando con deliberada lentitud cada una de las letras de mi nueva raza o especie o lo que fuese. -Bueno, tiene su lógica, por lo de las noches de luna llena y todo eso... -comenté recuperando mi sonrisa. -Así que... ¿soy una raza escasa? Vaya... -en aquel momento me vino un poquito de orgullo y cuadré los hombros feliz por sus palabras. -¿Puedo transformarme cuando no hay luna llena? Y supongo que si lo hago a voluntad, me acordaré de lo que hago, ¿no? -me sentí un poco estupido al preguntar cosas sobre mi mismo, pero sinceramente no tenía idea alguna. -La Push... Así que esos chicos que olían diferente... Son... ¿lobos? Diferentes a mi por lo que he entendido... Curioso... -alcé una ceja y me crucé de brazos pensativo mientras la miraba con curiosidad.

Solté una carcajada ante su aclaración sobre mi pequeño ataque de egolatría. Así que mi raza era muy escasa, aquella puntualización sobre que antes habían mas como yo me dio que pensar. ¿Es que a acsao había habido una exterminación o algo por el estilo? Fruncí el ceño pensativo y me descrucé de brazos. -¿Antes eramos más? Ocurrió algo entonces... Exterminio de hijos de la luna, ¿tal vez? -pregunté con suspicacia mientras alzaba una ceja.

Medité sobre sus palabras. Así que podía convertirme a mi parecer con un poquito de práctica y concentración, eso ya me gustaba más. Tenía unas ganas tremendas de comprobarlo, pero temía volver a perder el sentido de mis actos. -Tendré que probarlo a ver que pasa... -comenté algo divertido, restando importancia a lo de mi memoria. Aquellos enormes chicos de la Push eran una especie de licántropos metamorfos que se transformaban cuando les venía en gana, pues menuda suerte. -Algún día tendré que pasarme por allí y que me cuenten de que va la cosa, tal vez saben algo mas sobre mi nueva condición como hijo de la luna o como sea... -rodé los ojos y reí levemente. -¿Se llevan mal con vosotros? ¿Es que les habéis echo algo, o que? Vale que oléis asi dulzón y es un poco irritante, pero ellos tampoco huelen a rosas que demonios... -solté una carcajada y me revolví el pelo. -Bueno, me dejaré caer por ahí y ya te contaré si intentan comerme o algo... los perros de calle como dices... -la miré alzando una ceja de nuevo y sonreí ladino.